viernes, 21 de marzo de 2008

INGENUIDAD


¿Dónde se fue la ingenuidad de nuestro mundo?... es que tengo nostalgia de ella.

Hablo de ingenuidad y de confianza, no de el no saber cosas.

Necesito los tiempos en que la palabra del otro tenía un enorme valor, en los cuales las mujeres eran tratadas con respeto y admiración, en los que para enamorarse sólo hacía falta una sonrisa o una simple mirada.


Tiempos en los que Bob Marley no le temía a la energía atómica y en los que Lennon, con su "imaginación", amaba con locura a Yoko.


Tiempos en los que el mundo se regía por lo que sentía y no por lo que necesitaba.


Tiempos en los que reinaba la pasión y la espontaneidad, cuando nada estaba planeado ni había de qué preocuparse, excepto de seguir viviendo y amando a los que amabas.


Hoy, en cambio, no hay sorpresas, el amor se transa en todos lados, no importa nada más que ganar a costa de los demás, nadie se preocupa por lo que le ocurra al resto y todo parece ser parte del plan de unos pocos que nos quieren conducir como las ovejas de un rancho hacia donde se les plazca.


Las pequeñas cosas que aún me hacen vibrar son un nostálgico recuerdo de esa ingenuidad pasada. Cosas tan sencillas como hundir los pies en el barro, mojarme el pelo en un día de lluvia, comer chocolates con el té, emocionarme con una canción o con una buena película (por ejemplo, con Amelie), observar a mi mujer mientras duerme, tirarle piedras a una lata de conservas y sacar los huevos del gallinero, entre otras muchas enormes pequeñeces.


Sin duda, son estas pequeñas cosas las que me vuelven más humano en este cada vez más carnicero e inhumano planeta.

Foto: gcampos2