jueves, 14 de febrero de 2008

LA FUENTE MÁGICA


Vuelvo a la calle, esta vez avanzo por ella sin miedo a nada, a paso firme. Me dirijo a la fuente de la plaza del pueblo para lanzar una moneda en ella y pedir un deseo.

Estoy decidido, resuelto y claro en cuanto a lo que pediré… la sanación total y completa, la limpieza absoluta de mi mente y de mi alma, la vuelta a la cordura y a la sensatez perdidas hace más de diez años y por último, anhelo profundamente la resurrección de Sophie, al menos la de su carne.

La irrealidad, la fantasía, el creer sin argumentos es lo único que me queda, todo lo demás se ha ido, me ha abandonado. Mi única esperanza es que la moneda que lance a la fuente, mensajera de mi anhelar, despierte a algún espíritu ancestral que conceda favores al miserable, a los desdichados de esta tierra mustia a cambio de devoción y esclavitud eternas.

Sophie no despertó esta mañana, no sé por qué, quizá la voz en mi cabeza tenga la respuesta… aunque… a veces no creo en todo lo que me dice, también miente, como cuando me susurra al oído que Sophie me engaña, cuando trata de convencerme de que en realidad ella nunca me ha amado, que lo que siente por mí es sólo lástima.

¿Y si fuera cierto?, ¿si las voces tuvieran razón?

De ser así, no dudaría ni un segundo en hacer lo que las voces en mi cabeza me incitan a hacer… la mataría, en silencio, mientras durmiese.

A la mañana siguiente no se lo que haría, tendría miedo, creo que lo único que me quedaría por hacer es arrepentirme, llorar a mares en busca de la expiación total, lanzar una moneda a la fuente de la plaza del pueblo en busca de un milagro como un intento desesperado por retroceder el tiempo.

Al ver cómo se hunde la moneda, no siento nada especial. La observo alrededor de una hora en el fondo del agua esperando que salgan de ella chispas y luces mágicas. De pronto, un niño juguetón mete la mano en la fuente, toma la moneda desde el fondo y sale corriendo hasta perderse de mi vista.

El miedo vuelve a mí, siento deseos de estar muerto.

Vuelvo a casa temblando, sudando helado y decidido a acabar con mi vida en la tina del baño, ahogado como lo hiciera la dulce Ofelia.

Introduzco la llave en la cerradura de la puerta, la giro, no alcanzo a terminar de hacerlo cuando alguien me abre la puerta desde adentro… es Sophie, Me abraza, me besa y mientras lo hace yo pienso o escucho las coces decir… lo hiciste eres todopoderoso, pero… también eres esclavo de tu propia fantasía y de la sin razón.


Extracto de "Alma... 100% carne". Autor Dey (Luis Aylwin)